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sábado, 28 de abril de 2012

Características de los Escritores en la Literatura del Siglo XX




Por. Sobieski de León Lazala
IV

Víctor Fleury (“Profesor Cabuya”), escribió una novela conforme al testimonio de Freddy Fleury, sobrino suyo, que se perdió en la espera del tiempo, desapareciendo con la desaparición física de su autor, sin que se recuerde ni siquiera su contenido y estilo.
Podemos resumir diciendo que la novela sanjuanera del siglo XX, es pobre, bisoña y carente de la técnica y la laboriosidad que exige el género, aunque hay que reconocer al menos la buena intención de quien asume la osadía de abordarla sin más arma que el deseo de que un pueblo lo cuente entre sus escritores.
Debemos tomar en cuenta el desarrollo asincrónico de nuestros pueblos. Azua y San Cristóbal, son ejemplos de esta asincronía que   la hace contar con buenos escritores. En el caso nuestro, son ejemplos y al mismo tiempo excepción de la debilidad de la literatura  siglo veinte sanjuanera; los novelistas Ulises Hereaux Ogando y Guillermo Piña Contreras, ambos sanjuaneros, ambos educados literalmente en Paris.

Primeros Escritores Sanjuaneros

Manuela Rodríguez Aybar o Aybar Rodríguez (1787-1857), está considerada como la primera escritora sanjuanera. Fue poeta popular que junto con Meso Mónica, Luis José Peguero y Ana de Osorio, integran el tercer grupo de escritores nativos nacidos en la isla en el siglo dieciocho.
Fue conocida como “La Deana”, por ser su tío el también sanjuanero José Gabriel Aybar el “deán” de la Catedral Primada de América, con quien vivía.
Nació en San Juan de la Maguana en 1787 y vivió un tiempo en su ciudad natal.
En el aspecto bibliográfico, Manuela Rodríguez Aybar, fue pionera. ES autora del ensayo  Historia de una mujer (1849), una de las primeras publicaciones en la República Dominicana. Es tal vez la primera defensa de los derechos de la mujer en nuestro país, por lo que se trata de la primera feminista dominicana que enarbola tales planteamientos. Fue una abierta defensora de Pedro Santana, en sus versos populares.
Nacida en la postrimería del siglo XVIII, y habiendo desarrollado su vida social en el siglo XIX, ella representa la antecesora de nuestros escritores del siglo XX.

La han seguido: Ulises Hereaux Ogando, Víctor Garrido Puello, Emigdio Osvaldo Garrido Puello, José del  Carmen Ramírez Carrasco. Edna Garrido Ramírez, Vicenta Fernández      Caamaño, Rafael Ernesto y Otilio Méndez Abreu, Luis Rogelio Báez Figuereo, Rosalina Cano Salvador, Rafael Ernesto Herrera Suazo y Lorenzo E. Piña Puello.

Ellos son con sus obras, los constructores del san Juan pre-moderno. Los cantores del espíritu prístino sanjuanero. Los que ataparon el alma popular cuando la civilización no  la había contaminado con sus aires innovadores post-modernistas. Los que describieron las costumbres, tradiciones, leyendas, la lengua, el folclore. Los cronistas de los forjadores de la historia provincial, de la paciencia y el espíritu de sacrificio con que se construyó el cuerpo y el alma sanjuaneros, hechos y deshechos por tres veces en su afanar histórico.
En la primera mitad del siglo pasado los escritores describen la naturaleza sanjuanera, sus costumbres, como se van forjando las instituciones públicas: Las escuelas, los hospitales, los periódicos, sus canales de riego, su agricultura, en fin la historia de la fundación  de San Juan y su desarrollo. Se dan a conocer por primera vez los héroes de las luchas independentistas y restauradoras que participaron en el Sur y específicamente en San Juan.

Este conjunto temático es abordado por cuatro escritores que de hecho forman una sola Familia: Los Garrido- Puello- Piña Puello-Puello-Ramírez. Y uno  más de descendencia heroica como Manuel de Jesús Rodríguez Varona hijo del meritísimo general Mariano Rodríguez Objio, cuyo restos reposan a la entrada del cementerio publico muy cerca de donde reposan por un tiempo los de su amigo Francisco Sánchez del Rosario y donde hoy reposan los llamados “mártires de San Juan”, compañeros de infortunio de Sánchez.
La segunda generación de escritores, ubicadas en la segunda mitad del recién pasado siglo, ha estado tratando temas sobre el Tirano Trujillo y su dictadura, la lucha revolucionaria contra el dictador Joaquín Balaguer, las injusticias sociales, los privilegios, los males sociales que han venido surgiendo como consecuencia de una sociedad moderna en desarrollo, las dificultades de llevar educación y salud a los ciudadanos y al mismo tiempo reflexiones más profundas y esclarecimiento del papel histórico que jugaron determinados personajes de nuestra historia  como Liborio Mateo, padre del movimiento campesino más importante de la República Dominicana en el siglo XX, calumniado y desfigurado por algunos, y por otra parte develando supuestos héroes que han devenidos en anti- héroes, tras un análisis más completo y actualizado.  
Algo insólito de la literatura dominicana en general y de la sanjuanera en particular es que sobre las obras de uno de los pioneros del teatro dominicano y primer dramaturgo de San Juan de la Maguana, solo tengamos noticias, pues ha sido imposible localizarlas. Curiosamente  ninguna de sus dieciséis obras teatrales fue recogida en volumen (libro), ni tampoco sus tres novelas, permaneciendo perdidas hasta el momento.
Se han encontrado tan solo ocho de sus cuentos entre las páginas de la revista Cuna de América, editada hace más de cien años.

Entendidos de la cultura nacional ven en sus obras “maestría especial para preparar sus tramas  y rematarlas con un final adecuado”. Otras características que destacan es “la calidad consustancial a sus obras y ser un conocedor de la técnica del teatro que lo hacían dominar los motivos escénicos y mover los personajes a voluntad”.
Distinción que se le reconoce es haber sido el primer dramaturgo sanjuanero además de primero en el inicio de una nueva etapa del teatro dominicano del siglo XX, y uno de sus más conspicuos representantes. El culto a la patria y el heroísmo de sus fundadores es tema en una de sus obras (El Grito de 1844), donde la verdad histórica está presente con tal realismo que avasalla el colorido y la viveza de la acción.
Nicolás Michelén, dramaturgo titiritero, narrador poeta, tiene el merito de ser el autor cuya obra teatral tiene el merito de ser el autor cuya obra teatral el mayor numero de puesta en escena y la mas tomada en cuenta a la hora de representar a San Juan en diferentes intercambios culturales regionales. En los círculos universitarios  de la provincia es la favorita entre los estudiantes.
“Papeles Volteados”, es una falsa teatral que se ha convertido en “clásica” con un tema que nunca pasa de moda como lo es la relación de pareja y la lucha por los derechos de la mujer sin caer en feminismo teórico

La monja Dolores Estévez de Ballesteros, fue una sanjuanera en tránsito que vivió de 1980 al 1983 en San Juan de la Maguana. Su obra  “El Mal de un Buen Médico”, drama en dos actos de corte filosófico y social lleno de una intensa emoción, sale a la luz el 12 de Marzo de 1982. Es un llamado a rechazar el aborto y defender la vida, que era la filosofía del Cepam (Centro de Educación para el Amor), organismo del Obispado al cual servía Sor Dolores, desde su condición de Hermana Mercenaria De la Caridad... En 1982, Cristino Comas dirige y sirve de actor en la obra, llevándola a escena durante todo ese año con un éxito inusitado y sin cansar al público.
Si damos un vistazo al teatro del siglo XX, nos daremos cuenta como ocurre en la novela sanjuanera de la pobreza de autores y producciones. Tan coincidentes son ambos géneros que podemos repetir aquí sin ningún temor que todo ese siglo le pertenece tan solo a dos dramaturgos: Ulises Heureaux Ogando, considerado el primer dramaturgo sanjuanero, domina toda la primera mitad y Ángelo Valenzuela, que hegemoniza la segunda. Entre ambos hay una producción de veinte obras. Hemos dicho algunas caracterizaciones de la obra de Heureaux  Ogando. La de Ángelo Valenzuela, es crítica social bien lograda y trabajada, denuncia de injusticia y falta de institucionalidad en nuestra sociedad, y sobre todo, exaltación y triunfo del amor por sobre todas las miserias. Su “Danza en el Crepúsculo” es un canto al amor que dignifica y justifica la existencia humana.
Continuará.









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