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lunes, 17 de diciembre de 2012

La Batalla de Santomé





Francisco Cabrera

La Batalla de Santomé fue uno de los últimos episodios importantes de la guerra entre la República Dominicana y Haití.


“ Santomé” es el nombre de una histórica sabana ubicada en las afueras de la ciudad de San Juan de la Maguana, específicamente en la salida hacia el municipio de Las Matas de Farfán.


En ese punto, identificado por una hermosa plaza dedicada al general José María Cabral, se libró, el 22 de diciembre de 1855, hace 145 años, la famosa Batalla de Santomé, donde 3 mil dominicanos propinaron una derrota aplastante a 30 mil haitianos.


El fiero combate se produjo en el marco de la última incursión importante realizada por los haitianos en territorio dominicano con el propósito de recuperar el control de la parte Este de la isla.


La invasión de 1855 fue dispuesta por el emperador haitiano Faustino Soulouque, bajo el pretexto de impedir que la parte Este fuera anexionada a los Estados Unidos, una nación esclavista, como pretendía el general Pedro Santana, a la sazón presidente de la naciente República Dominicana.


Así las cosas, mientras los haitianos actuaban bajo el pretexto de impedir el restablecimiento de la esclavitud en las islas, los dominicanos luchaban por consolidarla independencia nacional que había sido proclamada once años atrás, el 27 de Febrero de 1844.
En el marco de su política hacia la parte Este, heredada de su antecesor Charles Herard Ainé, el emperador Soulouque había dirigido una primera invasión de la parte Este el 6 de marzo de 1849, con 15 mil hombres, siendo derrotados en todos los combates librados tanto en el Sur como en el Norte.
Las tropas Dominicana que pelearon en Santomé eran comandadas por el general Cabral, en tanto que las Huestes haitianas las dirigía el coronel Antonio Pierrot, a quien el emperador Soulouque había investido con el título noble de “Duque de Tiburón”.


Algunos historadores afirman que el combate de Santomé estuvo a punto de terminar en un desastre para el destino dominicano, puesto que el general Valentín Alcántara, comandante de una de las alas del ejército criollo, fue obligado por el fuego de los cañones haitianos a retroceder con toda la caballería bajo su mando.


Pos suerte, un sargento de nombre Juan Vélez, que tenía a su cargo los tambores, desobedeció la orden de tocar retirada y siguió combatiendo junto a otros tantos valientes, hasta que la situación se tornó más favorable para los defensores de la soberanía nacional.


“La posibilidad de un desastre acabó de conjurarse en aquella hora crítica cuando el coronel Juan Ciriaco Fafá, a la cabeza del primer regimiento, yendo a incorporarse al ejército trabado en lucha, hizo devolver a los que se retiraban”, señala Ramón Marrero Aristy, en su libro “ La República Dominicana”.


Agrega, sin embargo, que el enorme número de los invasores parecía absorber por momentos a las tropas por momentos a las tropas dominicanas, por lo que el general Cabral ordenó a sus hombres pasar a la ofensiva y acto seguido los pajones de la sabana comenzaron a arder y el viento empujó las llamas sobre los haitianos, mientras los abanderados cruzaban por entre la humedad y las rojas flamas y clavaban sus enseñas casi dentro de las líneas haitianas.


“Cabral y los demás generales y coroneles se arrojaron entonces a la cabeza de sus tropas cargando sobre el enemigo el arma blanca; los sables y las lanzas comenzaron a hacer estragos y los dominicanos lograron imponerse a los invasores en un feroz cuerpo a cuerpo que destrozó la ofensiva haitiana”, indica Marrero Aristy.


Con el ejército haitiano en desbandada, emprendió la persecución del enemigo y fue así como se encontró frente a frente con Pierrot, el duque de Tiburón, con quien de inmediato intercambió algunos disparos y luego combatió cuerpo a cuerpo. El coronel cayó herido de muerte, siendo rematado por Cabral de un culatazo en la cabeza.
Se dice que en ese combate resulto gravemente herido el general Valentín Alcántara, uno del los héroes de la Batalla de Estrelleta, quien, en acto de traición, había hecho un pacto secreto con Soulouque.


Con la aplastante derrota sufrida en Santomé, hecho que afincó aún más la solidez de la posición dominicana en la defensa e integridad del territorio nacional, los haitianos prácticamente optaron por abandonar sus pretensiones de reconquistar la parte Este de la isla


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