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jueves, 23 de abril de 2015

50 Aniversario 24 de abril 1965

50 Años de la Gloriosa Revolución del 24  de Abril 1965
Juan Tobías León Ortega ©
Introducción
Es difícil pensar que después de cincuenta años de haber transcurrido aquella epopeya del 24 de abril de 1965, la RD no haya avanzado por los senderos patrios democráticos y anti-imperialistas que generaron ese magno acontecimiento. Ni siquiera un cambio en lo más elemental respecto al orgullo patrio de combatir a un poder extranjero, el cual todavía ejerce una gran influencia sobre la patria de Duarte, Sánchez, Mella, Luperón, Caamaño y Fernández Domínguez. Tampoco en lo que respecta al bienestar material en la mejora de la calidad de vida del ciudadano común, se ha avanzado, salvo con los claques poderosos, beneficiados gobiernos tras gobiernos, dentro del parapeto llamado “democracia” del poder e influencia. Aparentaba ser que los claques políticos  que se originaron en la segunda república o Restauración del siglo XIX entre horacistas y jimenistas, fuesen extensiones de los grupos existentes partidistas de hoy a través de la segunda mitad del siglo XX y en pleno siglo XXI, que nunca han luchado por un proyecto-país sino más bien, por intereses grupales-partidistas y por poder.  

Pero también es difícil pensar, que en pleno siglo XXI después de cincuenta años del conflicto abrileño, la RD ande navegando por senderos equivocados. Enfrentada a diversos flagelos desde entonces en pro de la sobrevivencia republicana, lo cierto es que males internos y externos que agobian el buen desenvolvimiento en la búsqueda del desarrollo de modelo país no ha sido acertado. Con una agenda neoliberal atrasada fuera de moda, en un mundo que se encamina hacia una des-globalización [1], hasta una posible guerra termonuclear e inminente crisis global a casi todo los niveles [2], lo cierto es, que la RD se ha quedado una vez más en una situación arrítmica-histórica cuando en la parte del centro y del sur del continente Americano han venido protagonizándose acontecimientos dignos del siglo XXI con la nueva propuesta: la democracia ciudadana -participativa. Aunque la RD haya hecho eco en su incrustación en los bloques integracionistas como PETROCARIBE y la CELAC, este no ha sido más bien que un tímido intento de participación. Desde mi humilde punto de vista, frente al reto de los acontecimientos que en el siglo XXI son de absoluta preponderancia, que el país dominicano peligrosamente afronta y afrontará. He aquí en “orden de prioridad”, un resumen de esos retos:

1. El desastre ecológico o medioambiental.
2. El estatus quo actual y futuro como “neo-colonia imperial”.
3. Los niveles de corrupción, crimen y narcotráfico.
4. La falta de un proyecto- país.
5. La incrustación de RD en el contexto del mundo multipolar de la geopolítica del siglo XXI.
6. La emigración-inmigración pacífica de haitianos.

Los puntos anteriores no serán desarrollados aquí pues involucran grandes espacios y análisis.


Aunque el conflicto del 24 de abril de 1965 se desarrollara dentro de los parámetros de la llamada “Guerra Fría” del mundo “bipolar” entre los dos bloques antagónicos del atlantismo Estados Unidos - OTAN y el bloque del Pacto de Varsovia. Lo cierto es que las contradicciones entre esos dos bloques de grandes potencias no fueron los promotores de dicho conflicto.  El conflicto dominicano del 24 de abril de 1965, tiene su origen en lo interno, dentro de las contradicciones de la lucha de clases y el antagonismo entre poderes de grupos poderosos por el poder socio-económico-político, por un lado; y en en lo externo, por la doctrina imperial “pre-establecida” dentro de la “Doctrina Monroe” y el “Destino Manifiesto”, por el otro lado [3].

En lo interno, los grupos oligárquicos pro occidental-pro norteamericano, después de la caída del gobierno de Horacio Vázquez [3] mediante el golpe de estado llevado a cabo por Trujillo, se encuentran con una situación de asfixia para su expansión y desarrollo. Trujillo asume el poder y le da un giro pseudo-nacionalista con una visión clásica- burguesa moderna al país dominicano, visión que entra de inmediato, en contradicción con los grupos oligárquicos. Trujillo se aferra al poder mediante el uso del ejército como gendarme interno de policía. Trujillo no acepta las reglas del juego democrático y aprieta los cimientos de su gobierno y lo convierte en una dictadura acérrima. Los grupos oligárquicos sienten que lo único que puede quitar a Trujillo del poder es eliminándolo físicamente. ¿Para qué querían los grupos oligárquicos esto? Para quedarse con el poder, para hacerse más poderosos política-económica y socialmente. Treinta y un años de continuidad trujillista transcurrieron en el país quisqueyano. Los grupos oligárquicos veían el poder centrado en un solo amo: el poder imperial norteamericano.

En lo externo, la Doctrina Monroe, el Destino Manifiesto y la Doctrina de Seguridad Nacional, estaban ahí para usarse en cualquier momento. Las dos previas invasiones por parte del ejército de los Estados Unidos al territorio dominicano, 1907 y 1916 demostraron ese hecho de la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto;  con la tercera invasión de 1965, se demostraron las tres.  Ya las fronteras se habían establecidos: El nacimiento de un nuevo imperio en la parte occidental del norte-oeste atlántico.  La guerra México-norteamericana del siglo XIX, donde México perdió una gran cantidad de su territorio, demostró que la carta del Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe, era ya un hecho.  México había sufrido el primer experimento imperial de ambos engendros cuando las tropas norteamericanas cruzaron las fronteras. Ahora le tocaría a los territorios todavía ocupados por el antiguo imperio español en el Caribe y al otro lado, en el océano Pacífico: Cuba (con la voladura del acorazado Maine para una intervención amañada que mediante la Enmienda Platt opta por quedarse con la bahía de Guantánamo, aunque ya los mambises al mando del General Máximo Gómez habían derrotado al ejército imperial español) [4], Puerto Rico (guerra abierta contra el imperio español al cual desplazó a cañonazos de la isla), República Dominicana (el cual no tuvo que ser intervenido por tropas norteamericanas, ya que los revolucionarios anti-imperialistas al mando del General Luperón derrotaron al imperio español) y las Filipinas (donde los españoles fueron expulsados a puros cañonazos también).  


Repúblicas
Hablar de la creación de la Primera República del 27 de febrero de 1844, junto a la consumación de la Segunda República del 16 de Agosto de 1863 [5], es un hecho histórico sin precedente en la media isla bautizada como Santo Domingo de Guzmán, o el Saint Domínguez español, originario de la cuenca del Caribe, cuyo nombre aborigen Quisqueya [6] fue epicentro del nuevo mundo imperial. Cientos setenta y un años han pasado desde que se formó la primera República, o República de febrero,  y a casi cientos cincuenta y dos años de la formación de la segunda  República, conocida como la Restauración.  Estos dos grandes acontecimientos  habían ocurrido en pleno siglo XIX, cuando todavía el mundo esperaba con ansias, los  grandes acontecimientos históricos por venir.  La vieja Europa esperaba impaciente grandes cambios  filosóficos-políticos-sociales modernos a diferencia del Renacimiento, todavía incrustada en el apogeo del imperio británico.  El manifiesto comunista elaborado por Carlos Marx y su fiel compañero Engels ya había sido redactado en 1844 [7]; el acontecimiento histórico que sacudió a la vieja Europa como primer ensayo del proletariado,  en Francia, conocido como la Comuna de París [8] que despertó la expectativa del movimiento revolucionario e hizo de sus militantes y estudiosos, un buen terreno para continuar la lucha revolucionaria a sólo siete años, en 1870, después de haber sido declarado la liberación del Saint Domínguez español, del imperio español en 1863.

El vecino país, Haití, que había sido expulsado por los criollos dominicanos con el grito de febrero de 1844, se encontraba inmerso en una crisis desastrosa económica-social-política y de liderazgo.  Los intentos por volver a invadir a la parte oriental de la isla, quedaron anulados.

El mundo caminaba con sus vaivenes históricos por los distintos puntos cardinales. La porción del Saint Domínguez español, con el nombre de República Dominicana, la cual había decidido ser libre “de toda potencia extranjera”, por mandato de sus fundadores y sus conciudadanos, dentro de sus límites territoriales de cualquiera invasor que intentara invadir su territorio, se sumía así en un largo y lento proceso de “supuesta” vida republicana. Un proceso tortuoso, sin rumbo, con clases sociales no bien definidas pero con grupos étnicos sí bien definidos, sobre todo: el criollo mulato dominicano [9]. Dicho proceso cubría como un manto la evolución socio-económica-política de la media isla: Una lucha frontal sin cuartel entre claques caudillistas da inicio a un zángano y letargo tiempo de contradicciones grupales. Entra así la RD en pleno siglo XX con un mundo de luchas imperiales por el repartimiento del  mundo. Se establecen las fronteras imperiales en la porción geográfica Centro-Caribe-Sur del continente llamado “América”. La España imperial-conquistadora es substituida y desplazada de sus tres últimos enclaves caribeños: Cuba, República Dominicana y Puerto Rico. La primera el 16 de Agosto de 1863 llevado a cabo por los gloriosos quisqueyanos al mando del General Luperón y demás revolucionarios anti-imperialistas, en lo que se conoce como la Restauración; la segunda por la lucha emancipadora llevada a cabo por los mambises de Cuba desde el 1868-1899 al mando del Generalísimo banilejo-dominicano Máximo Gómez; la tercera, Puerto Rico en 1898 en la guerra Hispano-Americana, en la parte de la lucha inter-imperial en el Caribe y el Pacífico por la Doctrina Monroe y la carta del “Destino Manifiesto”: los Estados Unidos del norte de América, cruza las fronteras imperiales en el Atlántico-Caribe-Pacífico y expulsa al imperio español del Caribe y del Pacífico en las Filipinas [10].



Segunda Invasión Norteamericana: Trujillo y su Cuarta República

“Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria a nombre de la Libertad... [11] Simón Bolívar.

La República Dominicana todavía plagada de luchas infructuosas de caciquismo-caudillista entre bolos (jimenistas) y coludos (horacistas), entra en la primera década del siglo XX como nación de soberanía frágil. En 1907 ocurre la primera invasión norteamericana al territorio dominicano [12]. La razón: “Colectar las deudas aduanales de la RD”, pero aun así con la advertencia y el reguardo de la doctrina Monroe, en caso que cualquier “potencia” europea se atreviera a invadir el territorio dominicano.

Entre impase entreguista de la pobre y débil clase política dominicana de esa época entre horacistas y jimenistas, la bahía de Samaná [13] tuvo por un lapso compitiendo con la bahía de Guantánamo en Cuba, para ser asiento de una base militar norteamericana. En 1912, grupos antagónicos de horacistas y jimenistas se enfrascan en una guerra civil cruenta. Haití se aprovecha del caos de guerra civil en el lado dominicano incursionando en territorio dominicano por algunos puntos fronterizos. Mientras los claques siguieron con sus luchas campales, los Estados Unidos temen por sus intereses, y otra vez, el 29 de noviembre 1916 ocurre la segunda invasión norteamericana a Quisqueya con proyección hasta el 12 de julio de 1924. ¿Razones? Más de lo mismo: Pagos atrasados de empréstitos y asignaciones aduaneras para el pago de las deudas. Se hace resistencia al invasor por el territorio nacional. En el norte, por Moca, el caso del campesino mocano Cayo Báez; en el este, Gregorio Urbano Gilbert; en el sur, en el valle del Maguana en El Agüita,  Liborio Mateo. Representan el símbolo de la resistencia del criollo a la soldadesca norteamericana.

Al empleado de correo de la ciudad de San Cristóbal, Rafael Leonida Trujillo Molina, se le abren las puertas de dinero y poder. La invasión norteamericana desmantela al ejército incongruo de la Segunda República de la Restauración y crea, una Policía Nacional, que más luego se convertiría en la Guardia Nacional Dominicana, y después en Ejército Nacional por orden de Trujillo. Para el recién joven brigadier Trujillo, egresado de la academia militar norteamericana, la milicia, y más tarde la política, se tornan en “oportunidad” de acenso. Comienza la carrera militar del joven brigadier Trujillo.


Una nueva constitución surge en 1924, la cual funda la tercera república, con Horacio Vázquez como presidente. Trujillo va ganando ascenso en la Guardia Nacional. Aunque se muestra cumplidor de los mandatos del presidente electo Horacio Vázquez, siendo ascendido al cargo de “jefe de la Guardia Nacional”, pasa por su mente la ambición al dinero y al poder. Trujillo va ascendiendo en la carrera del dinero y el poder, un modo de vida muy fructífero aunque con ello tuviese que quemar al país entero (idilio de la vanidad burguesa de la mente).

Trujillo derroca al gobierno constituido y favorito de los Estados Unidos de Horacio  Vázquez [14]. Amaña las elecciones con un espantoso fraude, todavía ganando con un 45% de los votos, se convierte en el presidente electo de la RD en 1930.

Trujillo modifica la constitución del 1924 de Vázquez, y con ello nace la Cuarta República de la era de Trujillo, que recorrería treinta y un años de sólida dictadura apoyándose en la fuerza del ejército como policía. Con Trujillo nace un programa pseudo-nacionalista burgués de desarrollo [15], que impactó tremendamente los cimientos del país. En términos materiales, el país entró en una era moderna de desarrollo capitalista. En los primeros cuatro años de gobierno [16], Trujillo impuso el programa de su preferencia. Un programa que aparentaba ser nacionalista pero que en la realidad no era así, pues la ambición personal de Trujillo y el coqueteo con los poderes externos, delataba sus objetivos. Trujillo, su familia y allegados, odiaban al país y al pueblo. Pero todavía así, los grupos oligárquicos eran de peor calaña que ese núcleo burgués –pseudo-nacionalista trujillista porque a la oligarquía les daba un comino entregarle la patria de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón, al extranjero. Trujillo por su ambición burguesa personal de la vida sólo le coqueteaba al poder extranjero pero sin entregarle ni una pulgada del país. Con eso no se pretende decir que Trujillo fue más patriota que la oligarquía: ninguno era y fue patriota.

Los antiguos clanes poderosos que habían quedado de la era de Horacio Vázquez y que habían sido los favoritos de los Estados Unidos, comenzaron a desbandarse ante el ímpetu del poder de Trujillista, ya no tenían grupos armados que los pudieran apoyar para darle un contra golpe a Trujillo. Tuvieron que pasar treinta y un años, para que esos grupos y otros más, volvieran a tomar el poder, mediante la entrega total de los valores patrios al extranjero, apoyándose en el poder norteamericano. El complot [17] para el ajusticiamiento del tirano, fue una jugada del Departamento de Estado norteamericano con los grupos oligárquicos que estaban a la espera para asaltar el poder.

Los grupos oligárquicos aliados al poder norteamericano, que participaron en el ajusticiamiento del tirano Trujillo, hicieron festín repartiéndose las riquezas de Trujillo, como si fueran los dueños por legado de herencia de esas riquezas, mientras el pueblo, las grandes mayorías, los dueños legítimos de esas riquezas, no recibieron más que migajas maniatadas. La oligarquía arrasó con todo, se robó incluso, terrenos que estaban asignados para la ciudad universitaria de la antigua Universidad de Santo Domingo conocida después de la autonomía, como Universidad Autónoma de Santo Domingo. Balaguer durante el mismo Consejo de Estado repartió entre sus allegados ciertas riquezas , con una actuación oportunista, engañó con dádivas de repartos de tierras a campesinos pobres [18] con mira a un posible retorno a la presidencia  en un futuro no muy lejano, (tal y como aconteció). Es decir, que el robo al erario público, en la RD, comenzó desde el 1962 hasta la fecha (Donde hubo sólo una interrupción de siete meses sin corrupción durante el gobierno de Juan Bosch).

La oligarquía apátrida que se adueñó del poder, enemiga de todo, que odia al pueblo y que no tiene más dios que el poder y el dinero, después del ajusticiamiento de Trujillo, prepara las condiciones de un golpe de estado primero y elecciones después [19]. Las contracciones cuando los gobiernos de Vázquez y de Trujillo, esta vez, no iban a ser entre claques versus claques sino  entre oligarquía y pueblo. Por lo tanto, el muro de la lucha de clases que Trujillo detuvo por treinta y un años, se derrumba, y salen a relucir con gran ímpetu, esa lucha de clases entre explotados y explotadores.

Nuevas corrientes ideológicas entran con vigor aprovechando el precario y efímero espacio pseudo-democrático que produjo el derrocamiento de la dictadura trujillista. Comienza así una fiebre por la lectura de las corrientes revolucionarias en bogas, especialmente por la filosofía marxista-leninista. A pesar que ya por los 40’s, las ideas marxistas  habían sido introducidas por algunos inmigrantes españoles republicanos de la guerra civil española [20]

La revolución cubana surgió con mayor vigor como faro emblemático de ensueños entre la juventud. Las ergástulas trujillistas habían causado muchas muertes y la juventud que apoyó desde un  primer momento la invasión del 14 de junio de 1959 se sentía hechizada por Fidel Castro, el Che Guevara y su revolución. Una efervescencia de lucha callejera se inaugura. Se crean más agrupaciones y partidos de derecha e izquierda. Engañosamente los poderes oligárquicos concentraron su principal demanda política: el ataque al trujillismo [21]. El régimen de Trujillo había muerto, sólo quedaban los que lo habían apoyado, sobre todo Balaguer que había sido el consejero y teórico número uno de ese régimen [22]. Los grupos progresistas de izquierda, no pudieron interpretar la clave de la crisis dominicana en esos momentos: Trujillo junto a su régimen había muerto, y otros actores nuevos, como la oligarquía-imperio norteamericano por un lado y el pueblo-organizaciones progresistas habían emergido.


La entidad fraudulenta que se le presenta tramposamente al pueblo dominicano, llamada Consejo de Estado no fue más que el cuartel general de la oligarquía dominicana. Durante el Consejo de Estado comienza la caza de rapiñas a dar más garrotazos, a  cometer tantas atrocidades o quizá más, que durante el mismo régimen de Trujillo. Quería la oligarquía apátrida demostrarle así a la chusma, como ellos le llamaban al pueblo y a sus organizaciones, que aunque ya Trujillo no existía, ellos no iban a permitir que la chusma junto a sus organizaciones, y mucho menos los comunistas, no se les era permitido la toma del poder, porque éste estaba destinado por mandato divino a la alcurnia oligárquica, y aprovechándose de las viejas estructuras trujillista dentro de la Policía Nacional y de las fuerzas armadas de represión e inhumanas, utilizarían a cualquier precio a esas fuerzas para mantener el orden establecido.  

General Nacionalista

Cabe mencionar a la caída del régimen trujillista, en el mes de diciembre de 1961 cuando ya habían huido los últimos remanentes de la familia Trujillo, frente al vacío de poder de esa crisis, surge el único gesto verdadero nacionalista de un general de la Fuerza Aérea Dominicana, antigua Aviación Militar Dominicana: el general nacionalista, Pedro Ramón Rodríguez Echavarría que se había hecho el líder de los militares. La oligarquía y los consejeros de estado, le odiaban por su humilde origen de clase. El General se opuso desde un primer momento que la oligarquía a través de los consejeros y su Consejo de Estado, tomaran el poder, porque sabía lo que le esperaría al país. Y no se equivocó el General Rodríguez Echavarría. La juventud de las agrupaciones de izquierda en esos momentos, no supieron interpretar, ni siquiera el Catorce de junio con su inmenso líder, el Doctor Manolo Tavárez Justo,  el paso tomado por el general  Rodríguez Echavarría cuando hizo presos a los consejeros de estado en el club de oficiales de la base aérea de San Isidro. Se pensó que era el regreso al trujillismo pero no fue así. Rodríguez Echavarría tuvo hasta la osadía de considerar persona non grata al representante de la embajada norteamericana, señor Carrión cuando éste había arribado al Palacio Nacional, para exigirle su renuncia y que soltara a los consejeros [23]. Los oligarcas y la embajada norteamericana no se quedaron de brazos cruzados, y dieron un contragolpe de estado al general nacionalista Rodríguez Echavarría, irónicamente con el apoyo de uno de los padres de la patria nueva: el Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez.  Cómo le iba a pasar por la mente al Coronel Fernández Domínguez que los que estaban presos en el Club de Oficiales de la base aérea de San Isidro, a los cuales él iba a liberar eran precisamente el grupo que más odiaba al pueblo y a sus instituciones y que representaba al cuartel general de la oligarquía, y que era precisamente el General Rodríguez Echavarría, el patriota [24]. Dos años le tomó al glorioso Coronel Fernández Domínguez para comprender aquel episodio en que había hecho preso a un verdadero militar patriota como el General Rodríguez Echavarría para liberar a los líderes de la crema y nata de la oligarquía. Este  episodio es muy importante, que merece ser  caso de estudio y de análisis profundo, para que los historiadores y los políticos de encargos, puedan discernir en situaciones difíciles, y puedan distinguir quién es, en realidad, el amigo, o quién es el enemigo.

Golpe de estado Premeditado

En lo que podía ser considerada ni siquiera una quimera durante el régimen trujillista, una vez los grupos oligárquicos  anti-trujillistas instalados en el poder a través del Consejo de Estado, el robo y la corrupción comenzó a todo dar por todas direcciones. El país que durante el régimen de Trujillo no debía a nadie, empezó a solicitar préstamos internacionales, empezándose así la carrera de endeudamiento [25].

Los grupos oligárquicos se aferraron al poder, poder que les daba mucho dinero y privilegios. La constante agitación política antes de las elecciones que se celebrarían en diciembre de 1962 después de treinta y un año de dictadura, producían anhelos de bienestar y felicidad en las masas populares. En otras palabras: grandes cambios.

Ya los grupos oligárquicos se estaban preparando para cualquier evento que haya sido necesario la fuerza del orden. Después de robarse cuantos bienes y propiedad posibles de la familia Trujillo, sientan la base de golpe primero y elecciones después [26].

Le cabe el desastre y el honor a esos grupos de oligarcas de llevar a cabo a pocos días  de las elecciones del 22 de diciembre de 1962, la matanza de Palma Sola. Un hecho muy confuso que los historiadores todavía no han podido descifrar los hechos de esa masacre en el día de los Santos Inocentes, 28 de diciembre de 1962.  Preguntas que todavía flotan en el aire tales como: ¿Quién de la parte dominicana llevó o invitó, a los asesores-agregados militares norteamericanos del MAGG a presenciar esa operación militar o carnicería? ¿Fue un sabotaje a las elecciones presidenciales donde se sabía de antemano que el Profesor Juan Bosch sería elegido presidente constitucional? ¿Fue puro accidente la muerte del General Rodríguez Reyes? ¿Fue pura casualidad la de llevar a esa carnicería humana, a  quien sería tres años más tarde,  uno de los padres de la patria del siglo XX: el glorioso Coronel Caamaño?

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